Hay cosas más evidentes que otras, como por ejemplo, hace poco me enteré que al lado de nuestra oficina hay un sitio de pollos a la brasa que se llama El Pollón, con servicio a domicilio. Es imposible que no se te pase por la cabeza la imagen de la típica familia cuando llega el mensajero a casa. "Abre la puerta, nena. Que debe ser el señor del pollón..." A ver es que hay gente que también va provocando, ¡no me jodas!
El problema viene cuando estás tan acostumbrado a interpretarlo todo de una forma más bien alternativa que fuera del entorno laboral no siempre se entiende cuando te ríes de un posible doble sentido. O incluso, a veces, me ha pasado de tener que callarme cuando en mi cabeza retumba un ¡jurjrur, lo que ha dicho! Entonces, me pongo roja como un tomate y se nota un montón que me estoy intentando aguantar la risa y claro, la que queda como una marrana soy yo. Porqué que un chico se ría de estas cosas aún es medio normal, mira el salido éste que gracioso, pero que una señorita finita como yo rompa a carcajada limpia porque alguien inocentemente ha soltado una barbaridad pos muy bien no queda.
Y es que a mis treintaymuylargos soy muy inocentona y, a veces, pienso si será normal que mi humor sea tan inmaduro. Entre mis compañeros ya me dicen que tengo un humor muy cabaretero pero qué queréis que os diga, reír es gratis y el caca, pedo, culo, pis siempre me ha hecho gracia.
Muy bueno lo del pollón!!!! ahhahaha es de donde haces las croquetas????
ResponderEliminar