martes, 20 de marzo de 2012

La chica de la ventana

Hace tiempo que no tengo ninguna anecdota que contar. No sabría deciros si es mejor o peor. Mejor porque no me pasan cosas raras y peor porque me da la sensación que mi vida queda en suspenso a la espera de algo sorprendente. Pero en fin, como a mi lo que me gusta es escribir os voy a contar un cuento que se me ocurrió el otro día mientras escuchaba una canción de Michael Jackson. 
 
 
"Como cada día, aparco la moto frente al kisko. Pesadamente, como depositando un día dura más de trabajo en el caballete ato la moto. Libero mi cabeza del casco y de preocupaciones laborales. El kiosquero me saluda:
- ¿Qué tal Juanito? ¿Cómo vamos?
Le respondo con un gesto, me cae bien pero no soporto que me llamen así, nunca me ha gustado. 

Miro hacía arriba y allí esta ella. Se ve que ella si que ha tenido un buen día. Como muchos días está bailando. De lejos, oigo como Michael acompaña sus caderas. Se ha equivocado al cantar y se ha colado en la letra, sonríe, sabe que su inglés no es perfecto pero le da igual. No sabe que la estoy mirando. No se da cuenta que soy su mayor fan.

Desvió mi mirada, no quiero que me vea, no quiero que piense que soy un acosador. 

Debo comprar pan para cenar y la panadería esta en la acera contraria. Hay bastante cola. A estas horas la panadera suele sacar una hornada extra de pan para todos los que volvemos de trabajar y compramos para cenar. Somos muchos los que estamos enganchados al vicio de su pan recién hecho. Una mujer muy sabia, la panadera. Mientras espero, mi cabeza va rememorando los pasos de baile tan torpemente ejecutados por la chica de la ventana. Recuerdo su bonita sonrisa al equivocarse. 

La panadera me saca de mi letargo al preguntarme si hoy querría una barra o dos. A veces, si me veo muy hambriento cojo dos, pero hoy no. Veo un pastel al fondo, me esta mirando con ojos de perrito abandonado. No lo quiero ver, no soy un salvador de pasteles, un alma caritativa que evita el cruel destino de los pasteles abandonados. Soy un chico normal, que quizás por mi complexión flacucha el pastel se ha creído que podía venirse conmigo y cumplir con la misión para la cual fue creado. La panadera me habla pero ya no la oigo, solo oigo el chocolate que cubre el pastel. En susurros oigo como dice "llévame junto a la chica de la ventana y serás feliz... feliz... feliz..."

Salgo de la panadería con una barra de pan bajo el brazo y un pastel en la otra mano. Con una sonrisa y toda la confianza del mundo me dirijo al edificio de la chica de la ventana. Ella ya no está pero Michael continua sonando, estará preparando la cena. La puerta del edificio está abierta, subo las escaleras, Micheal canda "you are not alone". El dedo me tiembla al picar al timbre, al otro lado esta ella y sé lo que esta a punto de suceder.

-¿Carinyo, te has vuelto a dejar las llaves?
- Lo siento mi amor, te he traído un pastel

Fin."

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